FÁRMACOS DEL PÁRKINSON
«¿CUÁNDO SE DEBE UNO EMPEZAR A TRATAR CON FÁRMACOS?, ¿CÓMO?, ¿POR QUIÉN?»
Dr. Javier López del Val | Neurólogo | Hospital Clínico Lozano Blesa
Pocas enfermedades han desarrollado tanto su rama farmacológica como ha sido el párkinson en los últimos 40 años. Aunque la levodopa se considera el fármaco universalmente fundamental y aceptado, hay muchos más fármacos para el párkinson que merece la pena conocer. Aún así, siempre hay que recordar que cada tratamiento es individualizado, y es el neurólogo el que debe conocer los síntomas y problemas. Así se consigue un tratamiento personalizado para cada paciente.
LA LEVODOPA EN LA ENFERMEDAD DE PÁRKINSON
Conocido por ser el fármaco más efectivo sintomáticamente hablando, es un precursor de la dopamina (la sustancia que les falta a los pacientes). Por vía general, solo un 1% llega a la circulación cerebral. Por ello, los preparados de Levodopa incluyen inhibidores de decarboxilasa periférica (enzima que metaboliza el medicamento y lo hace menos efectivo). Además, su absorción mejora tras comidas ricas en hidratos de carbono.
La levodopa es uno de los fármacos para el párkinson que producen una rápida mejoría inicial en los síntomas de la enfermedad. La falta de respuesta a este medicamento sugiere que se deba realizar un diagnóstico diferencial. Suele ser bien tolerada y su efectividad persiste durante todo el curso de la enfermedad, aumentando la esperanza de vida de los pacientes. Aún así, no detiene el avance del párkinson y algunos síntomas más tardíos mejoran poco o no mejoran con levodopa.
Se recomienda utilizar la mínima dosis necesaria para conseguir un efecto beneficioso. Algunos de sus efectos secundarios son nauseas, vómitos, hipotensión ortostática y efectos centrales (más a largo plazo).
IMAO'S Y AGONISTAS DOPAMINÉRGICOS
Los IMAO´S son sustancias que inhiben selectivamente la enzima monoamiooxidasa B (MAO-B), por lo que son fármacos que incrementan los niveles de dopamina cerebral. Entre ellos se encuentran:
- Selegilina. Inhibidor selectivo e irreversible de la MAO-B. En algunos estudios retrasó la evolución de la enfermedad de Parkinson.
- Rasagilina. Inhibidor selectivo, irreversible y sin metabolización a derivados anfetamínicos. Ha demostrado ser eficaz en monoterapia o combinada en fases de inicio y avanzada. Como fármaco neuroprotector, se ha demostrado que potencia la actividad de enzimas antioxidantes y su actividad antiapoptótica.
- Safanimida. Altamente selectiva y con una acción adicional no dopaminérgica (modula la liberación de glutamato). No se debe utilizar asociada a otros IMAO´s, por lo que se utiliza junto a la levodopa y otros tratamientos dopaminérgicos concominantes.
Los agonistas dopaminérgicos son fármacos para el párkinson que estimulan los receptores de dopamina. Actualmente se utilizan los no ergolínicos en estadios más avanzados de la enfermedad. Destacan:
- Apomorfina. Su uso más generalizado es por vía subcutánea como agente de rescate en los períodos OFF graves.
- Pramipexol. Eficaz en monoterapia en fase inicial y en estadios avanzados combinada con levodopa.
- Ropinirol. Monoterapia y fluctuaciones motoras no controladas con levodopa.
- Rotigotina. Alternativa terapéutica junto a la levodopa en pacientes con disfagia, con necesitas de dieta absoluta o con alteraciones de la motilidad intestinal, y en pre- y el posoperatorio.
OTROS FÁRMACOS PARA EL PÁRKINSON
Los inhibidores de la cateco-metil transferasa (ICOMT) sirven para evitar la conversión periférica excesiva de levodopa en dopamina, aumentando la biodisponibilidad de la misma y disminuyendo los efectos secundarios. En la actualidad se dispone de tres inhibidores de este tipo: Tolcapona, Entacapona y Opicapona (el más sencillo de administrar).
Los anticolinérgicos fueron los primeros fármacos para el párkinson, y activan los receptores muscarínicos. Se utilizan en pacientes jóvenes casi exclusivamente, aunque, en la actualidad, no se recomienda su uso debido a los efectos secundarios.
El amantadine es un agonista dopaminérgico indirecto y suave. Se ha descrito mejoría sintomática tras su uso en el párkinson, pero la duración de sus efectos es pobre y corta. Mejora las discinesias y se usa muchas veces con este fin.
CUÁNDO EMPEZAR EL TRATAMIENTO CON FÁRMACOS
Cuando la enfermedad progresa y afecta a la actividad diaria es cuando se debe comenzar. El manejo debe ser individualizado, pudiendo iniciarse con levodopa o bien con otro fármaco como un IMAO-B o un agonista. Dependerá de factores como la edad o la severidad de los síntomas. En cualquier caso, es importante el uso racional de los tratamientos, no siendo bueno alcanzar dosis altas de medicación en poco tiempo. Si la respuesta al tratamiento es inadecuada, pobre o nula, es probable que no se trate de enfermedad de Parkinson, aunque la recomendación es ir al neurólogo tanto para iniciar el tratamiento como para interrumpirlo.
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Los síntomas no motores son frecuentes y muchas veces discapacitantes. Su correcta identificación es clave y en ocasiones se pueden tratar, como es el caso del dolor, la demencia, la depresión, los trastornos del sueño y otros.
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EFECTOS SECUNDARIOS DE LOS FÁRMACOS PARA EL PÁRKINSON
¿Qué efectos secundarios se pueden encontrar al principio de un tratamiento?
Es recomendable seguir tomando las dosis de un fármaco, ya que probablemente el cuerpo se acostumbre. Algunos tratamientos como la domperidona pueden mejorar estos efectos secundarios.
Se debe controlar la presión arterial.
En estos casos lo mejor es consultar con el médico.
¿Qué efectos secundarios se pueden encontrar con un tratamiento a largo plazo?
Lo mejor es comunicárselo al neurólogo.
Es consecuencia en parte a la evolución de la enfermedad. Se pueden corregir cambiando la pauta del tratamiento.
Los fármacos para el párkinson pueden facilitar su aparición. Es necesario modificar el tratamiento. Fundamental consultarlo con el neurólogo.
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FUTURO DEL TRATAMIENTO CON FÁRMACOS
Los últimos avances en biología molecular, estudios clínicos, genéticos y otros adelantos en medicina han posibilitado el estudio de síntomas motores y no motores. Es por ello que muchos tratamientos con fármacos se encuentran en fase de investigación, aunque con el fin último de mejorar la calidad de vida del paciente.
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AUTOR
Dr. Javier López del Val
NEURÓLOGO
AUTOR
Dr. Víctor Puente Périz
NEURÓLOGO